Un hombre perdió su hacha; y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del muchacho –exactamente como un ladrón. Observó la expresión del joven –idéntica a la de un ladrón. Observó su forma de hablar –igual a la de un ladrón. En fin, todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable de hurto.
Pero más tarde, encontró su hacha en un valle. Y después, cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho le parecían muy diferentes de los de un ladrón.
Lie Zi
DEMASIADOS SENDEROS
Un vecino de Yang Zi, que había perdido una oveja, mandó a todos sus hombres a buscarla y le pidió al sirviente de Yang Zi que se uniera a ellos.
- ¡Qué! – exclamó Yang Zi –. ¿Necesita Ud. a todos estos hombres para encontrar una oveja?
- Son muchos los senderos que puede haber seguido – explicó el vecino. Cuando regresaron, Yang Zi preguntó al vecino:
- Bueno, ¿encontraron la oveja?
Este contestó que no. Entonces Yang Zi preguntó por qué habían fracasado.
- Hay demasiados senderos – respondió el vecino –. Un sendero conduce a otro, y no supimos cuál tomar; así es que regresamos.
Yang Zi se quedó hondamente pensativo. Permaneció silencioso largo tiempo y no sonrió en todo el día.
Sus discípulos estaban sorprendidos.
- Una oveja es una nadería – dijeron –, y ésta no era ni siquiera suya. ¿Por qué tiene Ud. que dejar de hablar y sonreír?
Yang Zi no respondió, y sus discípulos se llenaron de perplejidad. Uno de ellos, Mengsun Yang, fue a contarle a Xindu Zi lo que ocurría.
- Cuando hay demasiados senderos – dijo Xindu Zi –, un hombre no puede encontrar su oveja. Cuando un estudiante se dedica a demasiadas cosas, malgasta su tiempo y pierde su ruta. Usted es discípulo de Yang Zi y aprende de él; sin embargo, parece que no ha llegado a comprenderle nada. ¡Qué lástima!
Un vecino de Yang Zi, que había perdido una oveja, mandó a todos sus hombres a buscarla y le pidió al sirviente de Yang Zi que se uniera a ellos.
- ¡Qué! – exclamó Yang Zi –. ¿Necesita Ud. a todos estos hombres para encontrar una oveja?
- Son muchos los senderos que puede haber seguido – explicó el vecino. Cuando regresaron, Yang Zi preguntó al vecino:
- Bueno, ¿encontraron la oveja?
Este contestó que no. Entonces Yang Zi preguntó por qué habían fracasado.
- Hay demasiados senderos – respondió el vecino –. Un sendero conduce a otro, y no supimos cuál tomar; así es que regresamos.
Yang Zi se quedó hondamente pensativo. Permaneció silencioso largo tiempo y no sonrió en todo el día.
Sus discípulos estaban sorprendidos.
- Una oveja es una nadería – dijeron –, y ésta no era ni siquiera suya. ¿Por qué tiene Ud. que dejar de hablar y sonreír?
Yang Zi no respondió, y sus discípulos se llenaron de perplejidad. Uno de ellos, Mengsun Yang, fue a contarle a Xindu Zi lo que ocurría.
- Cuando hay demasiados senderos – dijo Xindu Zi –, un hombre no puede encontrar su oveja. Cuando un estudiante se dedica a demasiadas cosas, malgasta su tiempo y pierde su ruta. Usted es discípulo de Yang Zi y aprende de él; sin embargo, parece que no ha llegado a comprenderle nada. ¡Qué lástima!
Lie Zi
EL OBSEQUIO DE LAS PALOMAS
Era costumbre en Handan cazar palomas para regalarlas al príncipe el día de Año Nuevo. Esto agradaba tanto al soberano que repartía valiosas recompensas. Alguien le preguntó la razón de esta costumbre.
- El día de Año Nuevo dejo las palomas en libertad para demostrar mi bondad – contestó el príncipe.
- Como sus súbditos saben que Ud. necesita palomas para libertarlas, todos se dedican a cazarlas – comentó el otro –. Y el resultado es que al cazarlas, mueren muchas. Si Ud. realmente quiere salvarlas, es mejor que prohíba su caza. Tal como están las cosas, Ud. las caza para libertarlas y su bondad no puede reparar el daño que ocasiona.
El príncipe asintió.
Lie Zi
EL PLÁTANO TALADO
Un hombre tenía un plátano seco.
- El conservar un plátano seco trae mala suerte – dijo su vecino.
Pero cuando el dueño del árbol lo hubo talado, el vecino le pidió un poco de leña para el fuego.
- El viejo sólo quería leña – pensó el hombre enfadado –. Por eso me dijo que derribara mi árbol. Somos vecinos, e incluso así me engaña de esta manera. ¡Esto ya es demasiado!
Un hombre tenía un plátano seco.
- El conservar un plátano seco trae mala suerte – dijo su vecino.
Pero cuando el dueño del árbol lo hubo talado, el vecino le pidió un poco de leña para el fuego.
- El viejo sólo quería leña – pensó el hombre enfadado –. Por eso me dijo que derribara mi árbol. Somos vecinos, e incluso así me engaña de esta manera. ¡Esto ya es demasiado!
Lie Zi
EL TÍTULO DE PROPIEDAD PERDIDO EN EL CAMINO
Un hombre del Reino de Song paseaba por un camino cuando encontró un título de propiedad, abandonado. Se lo llevó a su casa y lo escondió; y secretamente calculaba con frecuencia las partidas.
- Voy a ser rico – le dijo a un vecino.
Un hombre del Reino de Song paseaba por un camino cuando encontró un título de propiedad, abandonado. Se lo llevó a su casa y lo escondió; y secretamente calculaba con frecuencia las partidas.
- Voy a ser rico – le dijo a un vecino.
Lie Zi
No hay comentarios:
Publicar un comentario